Posando de animalista, Enrique Peñalosa convenció a la ciudadanía de su respeto por la vida y su rechazo a las corridas de toros. Pero hoy se lava las manos ante sus gobernados, mostrándose como un mandatario obligado a restablecer en Bogotá las sangrientas corridas de toros por cuenta de un fallo de la Corte Constitucional.
Un verdadero respetuoso de los animales no transige ante un fallo. Un real defensor de la vida no claudica ante nada. En un ser íntegro priman los valores...pero ese no es el caso de Enrique Peñalosa, mezquino personaje que traicionó la confianza de sus electores con este y otros hechos de su nefasta administración y quien, en perjuicio de todos los bogotanos, está acabando la ciudad que prometió recuperar.
¿Qué podría hacer entonces? Varias cosas; pero destaquemos tres acciones que el 'doctor' Enrique ya debiera tener en su agenda por el respeto a la dignidad animal, si tuviera agenda y respeto, en vez de satisfacer veladamente los bajos instintos de sus amigos taurinos, a quienes claramente está dorando la píldora.
1) Ya que está tan deprimido con el regreso de los toros, convoque una CONSULTA POPULAR, como la que se adelantó el 29 de octubre de 2000 por iniciativa suya (cuando aún no estaba hipotecado a sus patrocinadores) para aumentar el Día Sin Carro. En esta ocasión consulte si los bogotanos aprueban la continuidad de uso para la Plaza de toros Santamaría, o si prefieren darle uno nuevo y socialmente más sano, que podría ser cultural, lúdico y/o deportivo. Con ese sólo detallito, la ciudad dejaría de tener un sitio apto para las corridas y, por sustracción de materia, ninguna autoridad podría exigir un exabrupto como el proferido por la Corte Constitucional en su amañado fallo a favor de la preservación de la “cultura” taurina.
2) Ya que está privatizando el patrimonio de los bogotanos (ETB), y proponiendo que con dinero todo se vale (No Pico&Placa para los que pagan),
venda la plaza a su real valor y eleve sustancialmente los impuestos en el Distrito Capital para la realización de corridas y todo lo concerniente al fatal 'arte' de la tauromaquia. Esta sería una manera ingeniosa de desmotivar el crimen y la crueldad contra los animales como espectáculo, sin constreñir el 'derecho' de las minorías.
3) Ya que está tan preocupado por la expansión urbana y por el futuro de la Sabana, detenga su proyecto de urbanizar la reserva forestal Van Der Hammen, y dicte normas para la demolición de bienes distritales ubicados en centralidades, no en los suburbios, y destínelos a vivienda social. Al demoler la plaza de toros se podría hacer un atractivo complejo habitacional que se integre a las emblemáticas torres del parque y al Parque de la Independencia como una pieza urbana de excelencia.
Piénselo, Enrique, todavía está a tiempo de rectificar su errático mandato, tan lleno de mentiras como su doctorado. Hablemos con la verdad y obremos con sentido común. Así el próximo año no tendremos que decirle #FueraPEÑALOSA.
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