miércoles, enero 20, 2016

Yo soy Rubiela Chivará


Señores periodistas: en verdad, es el sistema de salud el que genera bloqueo, colapso e indignación.

Durante muchos meses, Rubiela Chivará, mujer humilde de 50 años y madres de dos hijas (25 y 12), acude insistentemente a la EPS CRUZ BLANCA en busca de atención médica para una dolencia cardíaca que padece. En mayo de 2015 los médicos tratantes determinan la necesidad de intervenir quirúrgicamente a doña Rubiela, hecho que se pospone repetidamente por parte de CRUZ BLANCA.

En una de las muchas peregrinaciones de la señora a la EPS, esta sufre un infarto en plena vía pública y fallece ante la mirada impotente de miles de ciudadanos que pasan por el sitio. Como para hacer más doloroso (y afortunadamente visible) la triste e inverosímil historia de doña Rubiela Chivará, el CTI de la Fiscalía demora 6 horas en hacer el levantamiento de su cuerpo, tiempo durante el cual los familiares de la señora, y transeúntes que se solidarizan con el denigrante hecho, terminan expresando su indignación con un entendible bloqueo a la Autopista Norte. 

El remate del suceso no puede ser más cuestionable. Para ‘resolver’ la situación de orden público se hace presente el ESMAD (Escuadrón Móvil Antidisturbios) y ataca con gases lacrimógenos a los familiares y ciudadanos solidarios que se niegan a aceptar que una persona sea tratada con semejante desprecio, luego de morir claramente por desatención médica. Este episodio refleja perfectamente lo que somos como sociedad. 

En contraste con la realidad de los hechos, los medios de comunicación dan cuenta a la ciudadanía de un colosal trancón en la movilidad, con titulares y contenidos que centran su atención en la falta de celeridad del CTI en recoger un cuerpo, como si se tratara de un reclamo a Aseo Capital o Ciudad Limpia por el abandono de un colchón en el espacio público. De no ser por esta demora, seguramente el caso hubiera pasado inadvertido. Y vaya uno a compararlo con los cuidados y atenciones de que seguramente estará siendo objeto, a la hora que esto escribo, el vicepresidente Vargas Lleras en la intervención quirúrgica que se le programó para hoy; y no porque no los merezca, sino para confirmar una vez más que existen vidas de valor triple AAA, y otras, las más, que simplemente no cuentan. Hoy seguramente Rubelia estaría viva si fuera la vicepresidente de Colombia, pero no lo era.  
El verdadero colapso está en el sistema de salud, y la real causa de que no pase nada con la desatención de las muchas Rubielas Chivará que mueren a diario en el país es que somos una sociedad indiferente, pasiva, conformista, superficial y egoísta. Confundimos, desde los medios de comunicación para bajo, conceptos tan disímiles como dignidad y salud, con incomodidad y movilidad. ¿Seremos capaces de pasar sin ninguna consideración sobre el cadáver rígido y helado de Rubiela, y verla como la causa de un problema de movilidad?

Rubiela Chivará: 
Paz en su tumba y toda nuestra consideración a su familia